En un libro sobre la historia del jazz moderno, publicado en el año 1993, en el apartado dedicado a la causa social y efecto musical, el historiador Frank Tirro, concluye: podemos afirmar con bastante seguridad que la música está divorciada de las realidades de la existencia cotidiana, pues se trata de una abstracción guiada por sus propias reglas, modelada por sus propios creadores y tan sólo comprendida por los miembros de la sociedad iniciados en su misterio.
La percepción musical del mundo está condicionada por el clima intelectual y espiritual del momento, que a su vez encuentra reflejo en el estilo.... (Beekman J. Cannon).
¿ Quién de los dos tiene razón ?
El señor Tirro parece estar defendiendo a aquellos músicos de jazz que en una determinada época tocaban de espaldas al público por que decían sentirse incomprendidos. ¿ Que sería de los músicos sin el público ?
Manos mal que toda aquello ha pasado a la historia. O no.
Hoy en día los músicos prefieren tocar de frente, como no podía ser de otra forma, dando la cara, pero a su ".... bola", es decir, condicionados por el clima intelectual y espiritual general de la época, y convencidos como están de que su mundo interior, expresado a través de su música, interesa a alguien.
¡Vanidad de vanidades !
....hay mundos interiores que sería mejor no conocer
Joaquin Rabassa
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